En 1934, lo descubren 2 farmacéuticos alemanes: Karl Meyer y John Palmer en el vítreo del ojo de buey y se vio que era un polisacárido, cadena de azúcares de unas 25.000 unidades de D-glucurónico y N- Acetil Glucosamina, viendo que esta molécula era exactamente igual en la cresta del gallo, la aleta del tiburón, el cartílago y la piel humana.
En el cuerpo humano hay unos 15 gramos de Ácido Hialurónico y un tercio de él se degrada y recambia cada día.
Se utiliza con fines cosméticos desde 1.996, ya que al ser capaz de aumentar 1000 veces su peso en agua, se comenzó utilizando como hidratante dermo-epidérmico.